Revista de Economía Crítica, nº20, segundo semestre 2015, ISNN 2013-5254 Entrevista realizada por Bibiana Medialdea y Antonio Sanabria. Elias Ioakimoglou es investigador en economía política. Noviembre 2015. Traducción: Jordi Roca Jusmet
REC: La victoria electoral de Syriza en enero de 2015 abrió grandes expectativas sobre las posibilidades de una gestión económica alternativa a favor de la mayoría social en Europa. Una fuerza política que cuestionó explícitamente la lógica de la austeridad y el ajuste logró un apoyo popular sin precedentes en el continente. Cuando no ha pasado ni siquiera un año desde ese momento, ¿cuál crees que es el balance de la experiencia de gobierno en relación a las expectativas sobre la posibilidad de una gestión económica alternativa?
E.I.: Las grandes expectativas sobre la capacidad y voluntad de Syriza de aplicar un programa económico anti-austeridad llevando a la economía fuera de la recesión, disminuyendo el desempleo y reduciendo las desigualdades de los ingresos fueron subvertidas en una sola noche: la noche del 12 de Julio cuando Alexis Tsipras asumió la responsabilidad política y moral de capitular, contra todo pronóstico, rompiendo las promesas de Syriza sobre la justicia social y el alivio económico. Todo un país se ha visto sorprendido y entregado sin resistencia al cautiverio de la deuda por un hombre que demostró ser capaz de prometer la luna.
Luego, Alexis Tsipras sabiendo que una vez que las promesas se rompen no significa nada decir “lo siento”, prometió la luna por segunda vez. Hizo nuevas promesas imposibles: esta vez encontraría formas para aliviar a los ciudadanos más vulnerables de las consecuencias del tercer programa de ajuste que él mismo había firmado unos días antes. Además, utilizando una guerra relámpago (blitzkrieg) política sorprendió a sus adversarios políticos: convocó nuevas elecciones generales dejando a sus adversarios de dentro de Syriza un corto espacio de tiempo de sólo treinta días para organizar un nuevo partido. Es improbable que las clases trabajadoras, los desempleados y la población de bajos ingresos que apoyaron Tsipras todo el camino desde el comienzo de la crisis al giro del 12 de julio crean que Syriza sigue siendo el mismo partido. Todo el mundo en Grecia sabe que Alexis Tsipras es ahora un político socialdemócrata tipo Schultz. Sin embargo, los votantes de la izquierda no tenían una alternativa creíble ya que el nuevo partido de izquierda, Unidad Popular, fue incapaz de presentar una estrategia alternativa clara; por lo tanto, o bien votaron por Tsipras esperando que él mantendría al menos algunas de sus promesas renovadas o bien prefirieron abstenerse en las elecciones.
REC: ¿Qué opinas sobre el papel de Varoufakis en las negociaciones con la troika? ¿Crees que otra estrategia de negociación por parte del primer gobierno de Syriza habría funcionado mejor?
E.I.: No creo que Varoufakis tuviera nada que ver con la estrategia de negociación que fue definida y finalizada por Tsipras y sus asesores durante los dos primeros meses de 2015. Ello se hizo de una manera totalmente antidemocrática, ignorando al partido. Hasta entonces, esperábamos que las negociaciones comenzaran con movimientos audaces, con el gobierno griego imponiendo controles de capital de forma inmediata después de las elecciones de enero y aplazando los pagos del servicio de la deuda hasta que se alcanzase un acuerdo. Estoy convencido de que el resultado de una estrategia de negociación agresiva de este tipo habría sido mucho mejor que la capitulación humillante del 12 de julio.
REC: ¿Cómo interpretas ahora el anuncio del referéndum? ¿Y el resultado? La población griega parece rechazar la propuesta de la troika pero también descarta una ruptura con ella (abandonando el euro…) ¿Fue algo ambigua la propia pregunta? En vista de los resultados obtenidos por Unidad Popular, ¿crees que una pregunta más contundente habría tenido un voto más favorable al "sí"?
E.I.: La pregunta no fue en absoluto ambigua. Todos los griegos entendían de qué se trataba. No era una cuestión sobre dejar la zona euro o no, era sobre la continuidad de las políticas de austeridad, la reforma del mercado de trabajo y los salarios más bajos con el fin de aumentar (supuestamente) la competitividad. Se trataba de la continuidad de las políticas de desmantelamiento del Estado social, reduciendo drásticamente las pensiones y demoliendo las instituciones de protección social. Y la respuesta fue tan clara como la pregunta. ¿Quién dio esta respuesta? Ahora sabemos, gracias a las estadísticas, que esta respuesta no fue dada por los griegos en general sino que estuvo a cargo de las clases trabajadoras del sector privado, los funcionarios públicos, los trabajadores precarios, los parados, los jóvenes y los pobres. Cada una estas categorías sociales votó "no" de forma masiva
(80% a 90%). Por el contrario, las categorías sociales de altos ingresos, los propietarios de capital y riqueza, votaron masivamente por el "sí". Para decirlo simplemente, los que se están beneficiando de las políticas de austeridad y de las reformas estructurales votaron por el "sí", mientras que aquellos que sufren debido a estas políticas votaron a favor del "no". Así, se trata de una división clara: La semana antes del referéndum fue uno de esos raros momentos históricos en los que las clases sociales y sus aliados saltan a la escena política y se hacen visibles a simple vista. El bloque de fuerzas sociales en el poder que es la burguesía, el gran capital, los banqueros, los ejecutivos de corporaciones y empresas financieras, los periodistas de grandes medios de comunicación, los burócratas estatales de alto rango, los intelectuales y artistas neoliberales, los jóvenes cabezas de chorlito aspirantes a empresarios (life-style featherbrains and start-up young wanna-be entrepreneurs), los pequeños burgueses que se benefician de las enormes desigualdades de renta gracias a la devaluación interna y la reforma del mercado laboral, los rentistas, los pequeños propietarios de las empresas que pagan ahora la mitad de los salarios que solían pagar en 2010, las personas mayores que se sientan sobre su riqueza acumulada, todos ellos se presentaron en persona en el campo de batalla electoral para defender abiertamente, sin los adornos ideológicos habituales, su interés de clase inmediato, su interés monetario desnudo, su derecho a vivir de la ganancia, el interés y la renta, a vivir del trabajo ajeno. La presencia de este bloque social en el poder fue fuerte, no sólo en las calles y en las manifestaciones y en la televisión, sino también en las empresas donde los empleados fueron más o menos abiertamente amenazados por los empleadores de que serían despedidos si iban a votar por el "no". Esta exhibición del propio interés de clase y la fuerza bruta, la ausencia de un relato hegemónico de las clases dominantes, fue el catalizador que precipitó el largo proceso de formación de un bloque social anti-austeridad, unificado y visible, de las clases trabajadoras, los desempleados, los jóvenes y los pobres.
La formación de este bloque se inició en 2010 con la puesta en práctica de los programas de ajuste económico impulsados por la Unión Europea y terminó unos pocos días antes del referéndum cuando las clases sociales subordinadas organizaron manifestaciones masivas de tamaño y energía históricos (sin la intermediación de los líderes políticos de Syriza que apoyaron la campaña del "no" tibiamente) y votó "no" en contra de todas las advertencias, las amenazas, el chantaje, la intimidación ideológica, el miedo difundido por los canales de televisión, las empresas, las organizaciones empresariales, los economistas y políticos neoliberales, a pesar del riesgo de ser despedidas, empobrecidas, llevadas a la miseria de un país marginado del entorno económico supuestamente estable y seguro de la eurozona.
REC: Los resultados de las elecciones y el aparente apoyo hacia el euro que se muestra en las encuestas, ¿hacen posible, en tu opinión, gestionar una ruptura del gobierno griego con la moneda única y los costos monetarios a corto plazo del Grexit?
E.I.: Los resultados de las elecciones no muestran un apoyo al euro. Los votantes de izquierda votaron a Syriza porque la alternativa era un gobierno conservador que aplicaría el tercer memorándum esta vez con incluso más crueldad que antes. Syriza seguía siendo la mejor opción para los desempleados, los trabajadores, los jóvenes y los pobres, incluso después del giro del 12 de julio. Por lo que se refiere a la ruptura con la moneda única, el gobierno griego no tiene la intención de abandonar la eurozona, ellos son incluso hostiles a este eventual resultado, siempre lo han sido, y es por esto que capitularon.
REC: Después de la formación del nuevo gobierno de Syriza, una vez que se ha validado electoralmente la firma del tercer rescate, ¿qué objetivos y perspectivas crees que hay para trabajar por una alternativa a la austeridad en el país?
E.I: La firma del tercer memorándum no se ha validado electoralmente. Los votantes simplemente trataron de protegerse del peor resultado posible que acertadamente atribuyeron al partido conservador de Nueva Democracia, el único partido capaz de ganar las elecciones, además de Syriza.
Las perspectivas para trabajar por una alternativa a la austeridad no tienen nada que ver con Syriza, que gradualmente, pero muy rápido, degenera hacia un partido socialdemócrata al estilo Renzi. Entonces nos encontramos con esta originalidad histórica: En presencia de un fuerte sentimiento de bloque social anti-austeridad de obreros conscientes políticamente activos, desempleados, jóvenes, pobres, militantes, que han adquirido valiosas habilidades políticas y organizativas durante los cinco años de conflicto social y lucha política feroces, no hay un partido político u organización capaz de asumir la representación de este bloque social anti-austeridad. Por lo tanto, las perspectivas de una política anti-austeridad dependen de la agilidad de las fuerzas políticas que dejaron Syriza
(aproximadamente el 40% de sus miembros más activos y políticamente cualificados) para formar una nueva organización política capaz de asumir la representación política de la lucha del bloque social contra la austeridad.
REC: Después de firmar el tercer memorándum, ahora, desde el lado acreedor parece que aceptan una reestructuración, como Syriza pidió en las negociaciones. De hecho, el FMI lo plantea como una condición previa para participar de nuevo. ¿Qué piensas sobre esto?
E.I.: Lo que está en juego en Grecia no es principalmente el pago de la deuda, es la continuación y el éxito de un proyecto a gran escala de destrucción de las estructuras sociales existentes y la reconstrucción de la sociedad sobre la base de principios puramente neoliberales. Los objetivos de esta iniciativa son la obtención de un cambio radical en la relación de fuerzas entre el trabajo y el capital, y la estabilización de los ingresos salariales a niveles muy bajos. Esto es esencial para asegurar un nivel mínimo aceptable de rentabilidad del capital que ahora está sobreacumulado. En otras palabras, el tamaño del capital acumulado es ahora tan grande que sus demandas sobre un producto real más bien estancado excedieron, en mucho, el tamaño real de este producto; Por lo tanto, estas aspiraciones son insostenibles a menos que las clases trabajadoras, los parados, los pensionistas, los jóvenes, acepten vivir con cada vez menos bienes y servicios. Ahora bien, éste es el plan de las clases dominantes de Europa para Grecia, y si Tsipras arrastra a Grecia a lo largo de este camino, supongo que puede obtener algunas concesiones por parte de los acreedores en relación con la deuda a cambio de sus buenos servicios; tal vez eso le dará a él la oportunidad de prometer la luna por tercera vez.